Calatañazor es un pequeño pueblo soriano que bien merece la pena visitar, uno de los pueblos medievales más bonitos de Soria. Fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en el año 1962.

Hay pueblos que parecen resistirse al paso del tiempo. Calatañazor, en Soria, es uno de ellos. Aquí, entre murallas medievales, casas de adobe y piedra, y un paisaje que parece sacado de un relato épico, el viajero descubre un lugar donde la historia sigue latiendo en cada esquina.

Caminar por Calatañazor es dejarse llevar por un trazado medieval que apenas ha cambiado en siglos. Sus casas con entramados de madera y adobe, muchas de ellas inclinadas, parecen abrazar las calles empedradas. Cada puerta, cada balcón, parece narrar su propia historia.

El corazón del pueblo es la Plaza Mayor, presidida por la iglesia de Santa María del Castillo y rodeada de soportales que invitan a detenerse, a observar, a imaginar cómo fue la vida aquí siglos atrás.

En la villa medieval parece que no han pasado los años, te hará viajar en el tiempo.

| Historia de la villa de Calatañazor

La villa de Calatañazor es de origen visigodo, de esa época solamente se conserva una necrópolis con tres tumbas excavadas en la roca. Pero la zona estuvo ocupada mucho antes por el asentamiento arévaco de Voluce, con restos arqueológicos datados entre el siglo II a.C. y el siglo V d.C.

Voluce se encuentra sobre el llamado cerro de los Castejones, frente a Calatañazor, a poco más de un kilómetro al norte de la calzada romana.

Tras los visigodos llegaron los árabes y en el mismo lugar donde está el Castillo de los Padilla, construyeron una alcazaba.

En lo alto, las ruinas del castillo vigilan aún la llanura. Desde sus restos se puede contemplar un paisaje espectacular: la ribera del río Milanos, los campos sorianos y, en el horizonte, la inmensidad que recuerda por qué este era un punto estratégico en tiempos de reconquista.

Las murallas, aunque desgastadas, siguen marcando el carácter defensivo de la villa. Pasar por sus puertas es atravesar un umbral al pasado, un viaje que transforma al viajero en testigo de siglos de historia.

A lo largo de la historia, el castillo de Calatañazor, ha estado en manos de personajes importantes como María de Molina, los Padilla o los duques de Medinaceli.

Cuando Almanzor perdió el tambor

Con el sobrenombre de “El Victorioso”, Almanzor está considerado uno de los militares con más victorias acumuladas durante el Califato de Córdoba, fue uno de los caudillos musulmanes más temidos de la historia.

La leyenda cuenta que, en el año 1002, el gran Almanzor, fue derrotado en la batalla de Calatañazor, frente a las tropas castellanas, en la llanura que hay a los pies de la villa y que por ello se la conoce como el Valle de la Sangre. La batalla de Calatañazor sería, la primera derrota y, a la vez, la última batalla de Almanzor.

• Ruinas de la ermita de San Juan Bautista
• Ermita de la Soledad
• La muralla
• La calle Real 
• Iglesia de Santa María del Castillo
• Plaza Mayor
• Castillo de Calatañazor
• Necrópolis

| Naturaleza cerca de Calatañazor

La magia de Calatañazor no se queda en el pueblo. Muy cerca, se encuentra la Fuentona de Muriel, un paraje natural de aguas cristalinas y leyendas, y el Sabinar de Calatañazor, un bosque de sabinas milenarias, algunos árboles con más de 1.000 años. Ambos forman parte del Parque Natural del Sabinar de Calatañazor, un tesoro natural único en Europa.

La cocina soriana encuentra aquí un lugar privilegiado: cordero asado, migas, setas y torreznos forman parte de las cartas de los mesones. Comer en Calatañazor es hacerlo en espacios donde la tradición se mezcla con la historia, bajo vigas de madera y al calor de una chimenea.