Hay ciudades que no se explican con fechas, sino con capas. Cartagena es una de ellas. Capas de piedra, de historia, de civilizaciones que se suceden como una novela épica que aún no ha terminado. Llegar en moto hasta esta joya del sureste murciano es como abrir un libro antiguo que huele a sal, a batallas, a gloria.

Fundada como Qart Hadasht por los cartagineses en el año 227 a.C., la ciudad fue un enclave estratégico y deseado. Aníbal Barca partió de aquí rumbo a Roma. Después llegaron los romanos, que la renombraron Carthago Nova y la convirtieron en uno de los puertos más importantes del Imperio.

Más tarde, bizantinos, visigodos, árabes y cristianos dejaron su huella en esta ciudad que nunca ha dejado de mirar al mar como quien espera algo grande.

La joya arqueológica de Cartagena. Fue descubierto en los años 80, casi por accidente. Hoy es uno de los teatros romanos mejor conservados de Hispania. Sentarse en sus gradas y mirar hacia el escenario es un viaje de 2.000 años en segundos.

Una de las pocas estructuras cartaginesas conservadas en Europa. Da vértigo pensar que fue construida en el siglo III a.C. y aún resiste.

Un yacimiento al aire libre que te permite pasear por antiguas termas, templos y calzadas romanas. Imprescindible para amantes de la historia viva.

Aquí se guarda parte del alma sumergida de Cartagena. Naufragios, monedas, anclas y ánforas que narran la intensa vida comercial del puerto cartagenero.

Desde la colina del castillo tendrás las mejores vistas de la ciudad y del puerto natural. El acceso por el ascensor de cristal es ya una experiencia en sí.

Ideal para pasear, comer un helado, tomarte una tapa de marisco o simplemente ver zarpar los barcos. El mar aquí no es decorado: es protagonista.

Mar, montaña y fortificaciones históricas se entrelazan en esta ruta perfecta para los amantes del mototurismo con alma aventurera y gusto por la historia. Curvas suaves, vistas al Mediterráneo, calas escondidas y una de las baterías de costa más impresionantes de Europa.

Cartagena → La Azohía → Isla Plana → Batería de Castillitos → Mazarrón → Sierra de la Muela → regreso por el interior

• Kilómetros: aprox. 130 km
• Tipo de carretera: costa y sierra, muchas curvas, buen asfalto
• Duración: 1 día con calma y paradas

Un rincón escondido donde el mar se vuelve turquesa. Perfecta para una parada breve o un baño rápido si el calor aprieta.

Antigua torre vigía con vistas al Golfo de Mazarrón. Se respira Mediterráneo por los cuatro costados.

Pequeño núcleo costero, ideal para estirar las piernas y tomar algo frente al mar. Buen ambiente motero.

Una de las fortalezas costeras más espectaculares de España. Situada en la cima de la Sierra de la Muela, la carretera hasta allí es pura delicia motera: estrecha, serpenteante y con panorámicas de infarto.
Sus cañones gigantes, su arquitectura de aire medieval y las vistas sobre el Mediterráneo hacen de esta parada un clásico mototurístico. Lleva agua, cámara y ganas de subir hasta el cielo de Cartagena.

Perfecto para reponer fuerzas. Tapas, pescado fresco y ambiente relajado. Recomiendo parar aquí a comer antes de volver por el interior.

Tramo ideal para sentir la moto. Curvas suaves, aire limpio y esa sensación de libertad que solo se encuentra en la montaña. Muy poco tráfico.

• La Marquesita – cocina murciana con toque moderno.
• El Churra – menú tradicional cartagenero, con caldero y marisco.
• Bar Sol – tapas sencillas, baratas y sabrosas en el casco antiguo.

• NH Cartagena – cómodo y céntrico, ideal para recorrer a pie.
• LoopINN Hostel – económico y moderno, perfecto para moteros.
• Casa Rural La Venta (exterior) – si prefieres algo más tranquilo, en las afueras.

• Semana Santa cartagenera – elegante y silenciosa, declarada de Interés Turístico Internacional.
• Fiestas de Cartagineses y Romanos – en septiembre, puro espectáculo histórico.
• Noche de los Museos – en mayo, los museos abren hasta la madrugada.