A orillas de la ría de Pontevedra, se encuentra uno de los pueblos pesqueros más pintorescos de Galicia y de España.

Hay lugares que parecen haber sido esculpidos por el tiempo con paciencia infinita, donde la historia se respira en cada piedra y el mar susurra secretos a quien sabe escuchar. Combarro, en la ría de Pontevedra, es uno de esos rincones que no solo se visitan, se viven, se caminan, se sienten. Cada vez que vuelvo, tengo la certeza de entrar en un mundo donde la frontera entre realidad y leyenda se diluye.

Un pueblo detenido en el tiempo

Pasear por Combarro es sumergirse en un escenario donde nada parece haber cambiado en siglos. Sus calles empedradas, sus casas de granito mirando al mar y las barcas de madera descansando en la arena durante la bajamar convierten cada rincón en una postal viva. Aquí el tiempo camina despacio, como si aún siguiera el compás de las mareas.

Hórreos, cruceiros, casas marineras, son los protagonistas del casco antiguo de Combarro, declarado Bien de Interés Cultural en la variedad de Conjunto Histórico.

Historia del pueblo

El origen de Combarro se remonta a la Edad Media, cuando era un pequeño asentamiento pesquero y agrícola. Desde entonces, su vida siempre ha girado en torno al mar y a la tierra, y todavía hoy conserva la esencia de aquel pasado. El pueblo ha sabido mantener su identidad frente al paso del tiempo, y es precisamente esa fidelidad a sus raíces lo que lo hace tan especial.

Si hay algo que define a Combarro son sus hórreos alineados frente a la ría. Más de 60 de estas construcciones se levantan sobre pilares de piedra, como guardianes de los secretos del grano y del mar. Sus siluetas, recortadas contra el agua, son una de las imágenes más icónicas de Galicia.

A ellos se suman los cruceiros, esos símbolos de devoción popular que se reparten por el pueblo. Lo curioso es que algunos miran hacia la tierra, protegiendo los hogares, y otros hacia el mar, cuidando a los marineros. Caminando entre ellos uno siente que Combarro es un pueblo donde lo sagrado y lo terrenal dialogan constantemente.

Caminar por Combarro al anochecer, con las sombras alargándose entre las piedras y el murmullo del mar, es sentir que estas historias siguen vivas.

Si la marea está baja, podrás ir andando mientras contemplas una de las más típicas panorámicas de Combarro.

Gastronomía: el sabor del mar en cada plato

Comer en Combarro es rendirse a la cocina gallega en su máxima expresión. Pulpo, almejas, mejillones, percebes… cada plato sabe a mar, a tradición y a autenticidad. Los restaurantes, muchos de ellos con terrazas frente a la ría, ofrecen un ambiente único para disfrutar de la comida sin prisas. No hace falta dar nombres: aquí, lo importante es dejarse llevar por el olor de las cocinas y sentarse donde el instinto llame.

Allí podemos ver a los pescadores preparando las redes y las barcas antes de salir a faenar, es el lugar perfecto para detenerse, tomarse un buen D.O. Rías Baixas de la tierra y ver la vida pasar.

Quedarse en Combarro una noche es descubrir otro de sus encantos: la calma. Entre pequeñas casas rurales, alojamientos familiares y hoteles con vistas a la ría, el pueblo ofrece opciones para todos. Lo importante no es el lugar exacto, sino el privilegio de despertar con el rumor del mar como primera melodía del día.

Qué ver y hacer en Combarro

Pasear por Combarro es dejarse llevar sin rumbo fijo, perderse en su trazado medieval y en sus rincones cargados de historia. Entre lo imprescindible está:

• El casco histórico: sus calles empedradas, estrechas y serpenteantes, con casas de piedra y balcones de madera, crean una atmósfera única.
• El puerto antiguo: con sus pequeñas barcas de madera varadas en la arena, que parecen detenidas en un mar del tiempo.
• Los hórreos y cruceiros: auténticos símbolos del pueblo, que acompañan cada rincón y dibujan su paisaje más característico.
• Las tiendas y tabernas: donde se respira el ambiente gallego más auténtico, con artesanía local y sabores que invitan a quedarse.
• El misterio y la leyenda: Combarro es conocido como un pueblo de brujas, y pasear por sus calles al atardecer, con el rumor del mar de fondo, es como adentrarse en un relato mágico.

Si el viaje continúa, hay lugares cercanos que completan la ruta:

• Cambados: capital del albariño y joya del vino gallego, con bodegas y un centro histórico encantador.
• Las ruinas de Santa Mariña de Dozo: un cementerio único entre arcos góticos abiertos al cielo, cargado de historia y misticismo.
• Ruta por la costa de Pontevedra: recorrer en moto o coche las carreteras secundarias que unen pueblos marineros, pequeñas playas escondidas y miradores que regalan vistas inolvidables.

Cómo llegar a Combarro

Combarro se encuentra en la provincia de Pontevedra, a solo 7 km de la capital. Llegar en coche o en moto es sencillo, siguiendo la carretera PO-308 que bordea la ría y regala vistas espectaculares durante el trayecto. Si vienes en moto, disfrutarás especialmente de esta carretera comarcal, llena de curvas suaves y paisajes marineros.

Desde Vigo, el trayecto es de unos 35 minutos por la AP-9, aunque si prefieres carretera secundaria y disfrutar del paisaje, la ruta por la costa es una delicia. Desde Santiago de Compostela, el viaje dura aproximadamente una hora.

Combarro se encuentra en medio de una espectacular ruta costera por el paraíso gallego.