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Tazones, donde el tiempo deja huellas
Un secreto marinero entre dinosaurios y emperadores.
Hay pueblos que parecen creados por el viento y la sal, tejidos con hilos de historia y envueltos en un silencio que habla. Tazones, en la costa asturiana, es uno de esos lugares. Un pueblo diminuto, de callejuelas empedradas y casitas con alma, que parece haberse detenido justo antes de que el mundo comenzara a correr tan deprisa.

A Tazones no se llega, se regresa. Aunque sea la primera vez. Quizá sea porque aquí dejaron su huella los dinosaurios, cuya pisada aún permanece en las rocas del litoral como un susurro prehistórico. O porque un joven emperador Carlos V pisó por primera vez tierra española en esta aldea marinera, marcando con su sombra la historia de Europa.

Yo llegué a Tazones al final del día, buscando un rincón donde el tiempo no apremiara y el mar me devolviera algo de calma. Y acerté. Porque si hay un momento para conocer de verdad este lugar, es cuando el sol comienza a caer y los visitantes emprenden el regreso. Cuando las luces cálidas se encienden en las ventanas, las redes de pesca descansan en los portales y el eco de los pasos se diluye entre las piedras.




Tazones entonces se muestra sin adornos. Sin la prisa de los mediodías bulliciosos. Las gaviotas siguen su vuelo lento y el mar —siempre presente— acompaña con su rumor de fondo. Me senté en una terraza ya en calma, pedí sidra y pescado del día, y dejé que el lugar me contara lo que los mapas no dicen. Tazones, la historia se cuenta en piedra.



Porque visitar Tazones no es solo ver un bonito pueblo pesquero. Es sentir cómo la historia se mezcla con la bruma, cómo el presente y el pasado conviven en cada fachada. Es saborear una aldea que vive con sencillez sincera, donde la gastronomía es un homenaje a la mar y la autenticidad no es un eslogan, sino una forma de ser.

Cuando te marches, no te llevarás solo una imagen. Te llevarás una sensación. Esa que queda en la piel tras una tarde que huele a salitre y sabe a mar.
Una huella más, como las que dejaron los gigantes del pasado.
Qué ver en Tazones
Casco histórico y puerto
Tazones está dividido en dos barrios: San Roque y San Miguel. Sus casas marineras con balcones de madera, las flores en las ventanas y los gatos dormitando al sol crean una atmósfera de paz absoluta. El puerto, activo y tradicional, es el alma del pueblo. Aún puedes ver a los pescadores llegar con la faena del día.



La Casa de las Conchas
Uno de los rincones más fotografiados del pueblo. Una vivienda completamente decorada con conchas de mar, creando figuras y mosaicos que la convierten en una curiosidad única en Asturias.





La Casa de las Conchas de Tazones nos recuerda que el arte no necesita grandes museos ni nombres famosos para emocionar. A veces, basta con unas conchas del mar, tiempo libre y mucho corazón. Porque el arte nace del deseo de dejar huella, de embellecer lo cotidiano, de contar algo sin palabras.
Cualquiera puede hacerlo. El arte es un acto de amor por lo que nos rodea. Y en cada rincón —una fachada decorada, un hórreo pintado, una barca envejecida al sol— hay alguien que un día decidió hacer del mundo un lugar un poco más bonito.
Solo hay que mirar con ojos curiosos. Porque el arte está en todas partes.
Iglesia de Tazones
Pequeña y humilde, como el propio pueblo. La iglesia de San Miguel se encuentra en lo alto, con una bonita vista al puerto y un entorno de calma rural.
Playa de Tazones
Pequeña y tranquila, perfecta para pasear entre mareas. En marea baja se pueden ver las huellas de dinosaurios fosilizadas en las rocas, uno de los secretos mejor guardados de la costa asturiana. Un auténtico viaje en el tiempo.

Dónde comer
Si hay algo que aquí se honra como un rito, es la gastronomía. Comer en Tazones es rendirse a la mar: pescado fresco, marisco vivo, sidra bien escanciada, y recetas que saben a abuela y a sal. Da igual en qué rincón te sientes —una terraza frente al puerto, una casona antigua o una mesa de madera al resguardo del viento—, lo importante es dejarse llevar por lo que ofrece el día. Siempre es buena idea preguntar qué ha llegado en la marea de la mañana, y dejarse sorprender.




Dónde dormir en Tazones
- Casas rurales y alojamientos con encanto:
Hay varias casas tradicionales rehabilitadas que ofrecen una experiencia íntima y acogedora. Muchas conservan la arquitectura típica asturiana, con vistas al mar o al verde intenso de las colinas.
Ideal para quienes buscan tranquilidad y autenticidad. - Hostales y pensiones familiares:
En el propio núcleo de Tazones o en las aldeas cercanas encontrarás pensiones sencillas pero llenas de calidez, donde el trato es cercano y la estancia se siente como estar en casa. - Hoteles rurales en los alrededores (Villaviciosa):
Si quieres más servicios, en Villaviciosa (a 15 min en coche) hay pequeños hoteles rurales, muchos de ellos en antiguas casonas de piedra o en plena naturaleza.
Reserva con antelación, sobre todo en temporada alta, porque Tazones es pequeño y el encanto que tiene atrae a muchos. Si puedes, alójate una noche entre semana o al final del día, cuando el pueblo se vacía de turistas y recupera su magia.
PlanIfica tu ruta
MAPA- Cómo llegar a Tazones
Sal en la Salida 356 (Villaviciosa) y sigue las indicaciones hacia Tazones, por la carretera AS-256 y luego VV-5.
👉 Importante: el último tramo es una carretera estrecha, con curvas, y está bien asfaltada ( es preciosa ). El acceso al pueblo está regulado en verano (los coches no pueden bajar hasta el centro). Hay un aparcamiento habilitado en la entrada del pueblo.
Descubre el mundo a tu propio ritmo, guíate conmigo!








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