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Un lugar que se queda contigo
Hay lugares que no se visitan. Te suceden. Como un soplo de viento en el alma, como un silencio que se acomoda en el pecho. Cabo Vidio no es solo un rincón de la geografía asturiana, es una pausa en el tiempo. Es el borde mismo de lo conocido, donde la tierra se quiebra en acantilados y el mar comienza a contar su historia.

Llegué temprano, cuando el sol apenas se desperezaba detrás del horizonte y el cielo lucía un azul limpio, casi irreal. La mañana estaba en calma, como si el mundo no quisiera aún despertarse del todo. Caminé sin prisa, en un silencio reverente, solo interrumpido por el eco lejano de las olas y el canto de alguna gaviota tempranera.

El aire estaba fresco, con esa claridad que solo se encuentra en la costa al amanecer. Cada paso hacia el acantilado era como avanzar hacia otro estado del alma.Y entonces lo vi, el manto verde que cubre los acantilados, como si la tierra se hubiera vestido de gala para recibir al mar. Una alfombra natural que cae en picado, acariciada por la brisa salina y el sol recién nacido. Frente a mí, el mar resplandecía con una paleta sobrenatural, verde esmeralda con destellos de azul turquesa, como si la propia naturaleza hubiera mezclado sus colores con un pincel de otro mundo.
Allí, suspendido sobre la inmensidad, aguardaba el banco. Sencillo, de madera envejecida por la sal y los inviernos, aguardaba como si siempre hubiera sabido que yo llegaría.


Me senté, no porque estuviera cansada, sino porque el lugar lo pedía. Desde allí, el mundo se abría sin defensas. Un horizonte puro, inmenso, donde el mar y el cielo se funden sin fronteras. Nada más. Todo. El silencio del mundo recién nacido.
Pensé en cuántos lugares presumen de ser “los más hermosos del mundo”, adornados con cifras, etiquetas y estrategias de márketing. Pero aquí no hay postureo. Ni falta que hace. Cabo Vidío no se promociona, se revela. No se exhibe, se entrega. Y ese banco, humilde, frente al abismo, dice más que cualquier folleto turístico.

Los asturianos lo saben. Viven en el paraíso, pero no lo gritan. Lo cuidan. Lo respetan. No han domesticado su tierra, han aprendido a convivir con ella. Aquí, nadie mueve una piedra si no es necesario. Lo llevan en la sangre. Saben que la tierra no se conquista.
Desde ese balcón suspendido entre cielo y mar, sentí que el tiempo se detenía. No era el fin del mundo como despedida, sino como plenitud. Como si todo el viaje —el del día, el del año, el de la vida— me hubiese traído hasta aquí para recordarme que la belleza no está en lo que se ve, sino en lo que se siente cuando se ve.
Y en Cabo Vidio se siente. Se respira. Se guarda.

Me levanté con el alma más ligera. Como si ese banco, anclado entre la roca y el cielo, hubiese absorbido mis dudas, mis prisas, mi ruido. Caminé de vuelta bajo la misma luz suave con la que había llegado, sabiendo que no lo había soñado. Que existe un lugar donde el mundo se detiene para que tú puedas seguir.

Ese lugar es Cabo Vidio. El balcón del fin del mundo. El principio de algo más profundo.

Desde aquí, en los días más claros, se divisan incluso los cabos Busto y Peñas. Y a tus pies, la fuerza del mar rompiendo contra las rocas recuerda por qué este lugar ha inspirado a tantos viajeros, pintores y poetas.

Guía práctica para visitar Cabo Vidio
Qué ver y hacer en Cabo Vidio
- Mirador del Cabo Vidio: Impresionantes vistas de acantilados de más de 100 metros de altura.
- Faro de Cabo Vidio: Construido en 1950, sigue activo y añade encanto a la visita.
- El banco de Cabo Vidio: Uno de los más bonitos del mundo por su ubicación sobre el acantilado.
- Senderos costeros: Pequeñas rutas que bordean el cabo, perfectas para paseos tranquilos y contemplativos.
- Cuevas en los acantilados: En marea baja, se puede avistar la entrada a algunas formaciones marinas esculpidas por el mar.

Dónde comer
- Restaurante Cabo Vidio (en Oviñana): cocina asturiana con vistas.
- Bar El Casino (en Cudillero): ambiente local y buenos precios.
- Chiringuito La Atalaya (en temporada), para una sidra mirando al mar.
Dónde dormir cerca
- Alojamientos rurales en Oviñana: perfectos si buscas tranquilidad.
- Cudillero: más variedad y encanto marinero.
- Camping L’Amuravela, si viajas con tienda o furgoneta.

Ruta mototurística recomendada
Ruta recomendada por la costa asturiana
Luarca – Cabo Busto – Ermita de La Regalina – Playa del Silencio – Cabo Vidio – Cudillero
Una de las rutas más bellas de la costa occidental asturiana, perfecta para hacer en coche o moto, conectando pueblos marineros, playas vírgenes y miradores con alma.
Perfecta para un día con calma o como parte de un viaje por el occidente asturiano.
PlanIfica tu ruta
MAPA– Ruta recomendada por la costa asturiana
Cómo llegar a Cabo Vidio
En moto o coche:
Toma la N-632 hasta Oviñana, y desde allí, sigue las indicaciones al faro. El acceso en coche o moto llega hasta un pequeño aparcamiento. Desde allí, el banco está a pocos pasos.
Coordenadas GPS:
📌 43.5819° N, 6.2875° W
Descubre el mundo a tu propio ritmo, guíate conmigo!
Si tienes la suerte de llegar hasta Cabo Vidio, no corras. Quédate. Escucha el mar. Mira al horizonte. Siéntate en ese banco y permite que el mundo te susurre.
SUKI
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