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Un banco que mira al infinito
Hay lugares que se vuelven virales por una foto, y otros que se graban en la memoria por lo que te hacen sentir. El Mirador del Sablón, en lo alto de los acantilados de Cudillero, es ambos. Desde allí, el “banco más bonito de Asturias” te invita a detenerte y mirar el mundo con otros ojos: mar, cielo, acantilados y esa sensación de vértigo que sólo da la belleza.
Este banco no siempre estuvo allí. Se instaló de manera informal por vecinos que sabían que ese punto tenía algo especial. No tardó en hacerse popular: no hay influencer o viajero que no haya deseado una foto allí, pero más allá de lo fotogénico, hay una emoción que solo se entiende cuando te sientas en él.

Donde el mundo acaba y empieza el alma
No todas las sendas llevan a algún lugar. Algunas simplemente te devuelven a ti. El camino al Mirador del Sablón no es largo, pero sí hondo. Lo sigo con la moto dormida al borde de un prado, y los pies caminando como quien reza. La senda es de tierra y viento, de hierba que se inclina, de acantilado que respira hondo. No hay ruido, salvo el rumor del mar al fondo, una música antigua que parece brotar del mismo interior del planeta. El mundo se estrecha conforme avanzo. Ya no hay campo, ni monte, ni carretera. Solo este hilo de tierra suspendido en el verde, con el mar allá abajo —lejano, brutal, bello— y el cielo tan cerca que parece que va a cerrarse sobre mí. Y entonces lo veo. Un banco. Viejo. Solo. Sagrado. Una tabla de madera gastada, suspendida a más de cien metros sobre el Cantábrico, donde las olas golpean como pensamientos que no se pueden callar. Me siento. Respiro. No hay nadie. Ni siquiera yo.
Frente a mí, el mar no es azul. Es una tormenta contenida, un animal de agua viva. Sopla el viento con fuerza, pero no molesta. Me zarandea como si quisiera contarme algo que aún no sé. Me dejo hacer. Escucho. En el respaldo del banco, alguien —algún alma que también necesitó dejarse partir— escribió:
“La mar se encrespa, quién pudo vivir con tanto afán; quién pudiera abrazarte con tanto ímpetu”.
Aurelio González Ovies
No hay otra señal. Ni placa, ni nombre, ni indicación turística. El banco no espera aplausos. Solo espera que llegues. Que te detengas. Que recuerdes que el mundo es mucho más que velocidad. Miro a mi alrededor: los acantilados se pierden a ambos lados, como gigantes dormidos. El viento arrastra el salitre y el silencio. Aquí no se habla. Se permanece.
El Mirador del Sablón no es solo uno de los más bellos del mundo —aunque lo es, y eso lo saben hasta los mapas—. Es una grieta en el tiempo. Un lugar donde el alma se asoma al borde del mundo para ver si todavía late. Y sí. Late. Late con fuerza. Cuando por fin me levanto, lo hago sin prisas. Dejo el banco como estaba. Vacío y lleno. Viejo y eterno. Como el mar que lo abraza.

¿Por qué este banco es tan especial?
Está en el sitio exacto donde la naturaleza parece detenerse para posar. A 100 metros sobre el mar, sobre un acantilado que cae en picado y con una panorámica inabarcable del Cantábrico asturiano. Frente a ti, la playa del Sablón, salvaje, casi inaccesible, y al fondo, la línea infinita del horizonte.
No hay barandillas. No hay asfalto. Solo tú, el banco de madera y el viento.
Algunos lo llaman el “mejor banco del mundo”. Y aunque eso sea subjetivo, pocos pueden discutir que la emoción allí arriba es real.

Cómo llegar al Mirador del Sablón
Desde el centro de Cudillero, puedes llegar al banco del Mirador del Sablón en coche o caminando, siguiendo la carretera hacia el Faro de Cudillero y desviándote hacia la ruta de los miradores. El acceso está indicado, aunque los últimos metros son por una pista de tierra.
Recomendamos ir con calzado cómodo y evitar los días de viento fuerte o lluvia.




Qué ver en los alrededores
Este banco es solo el comienzo. Si estás en Cudillero, prepárate para una jornada mágica entre vistas, mar y tradición.
📍 Ruta de los miradores
- Mirador de la Garita: uno de los más altos y espectaculares.
- El Pico: con vistas al anfiteatro de Cudillero.
- Mirador del Baluarte: justo sobre el puerto.
- Atalaya y cementerio marinero: donde el mar abraza a los que se fueron.
Puerto y anfiteatro de Cudillero: Piérdete entre las casitas de colores escalonadas, visita la Plaza de la Marina y siéntate en una terraza a tomar una sidra viendo cómo se va la tarde
Faro de Cudillero: Desde allí verás cómo el mar se funde con el cielo y entenderás por qué este lugar inspiró leyendas de navegantes.

Dónde comer
- Restaurante El Remo: cocina marinera tradicional frente al puerto.
- Casa Julio: uno de los mejores arroces caldosos del pueblo.
- Sidrería El Rincón del Mar: si buscas buen ambiente y raciones.
Dónde dormir
- La Ermita de Prin: una casa rural preciosa si viajas en grupo.
- Casona de La Paca: elegante, acogedora y rodeada de naturaleza.
- Apartamentos Cudillero: prácticos si prefieres ir a tu aire.
Ruta mototurística recomendada
Cudillero – Cabo Vidío – Oviñana – Luarca – regreso por el interior
- Salida desde Cudillero, tras ver el amanecer desde el banco.
- Parada en Cabo Vidío, otro balcón al Cantábrico con su faro.
- Comida en Oviñana o Luarca, y vuelta serpenteando por el verde astur.
- Ideal para quienes buscan acantilados, miradores y pueblos costeros con alma.
PlanIfica tu ruta
MAPA- Cómo llegar al Mirador del Sablón, el banco más bonito de Asturias
📍 Coordenadas GPS: 43.5654° N, 6.1458° W
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¿Y tú, ya te has sentado en el banco más bonito?
Porque más allá de la foto, hay un instante en el que todo encaja. En el que respiras profundo, el mar ruge debajo y tú, simplemente, estás.
Un banco, un acantilado y el mar cantábrico como telón de fondo. ¿Qué más se puede pedir?
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