
Si ya hiciste la ruta en moto por los escenarios de El Bueno, el Feo y el Malo, te habrás dado cuenta de que esta película no es solo cine. Es historia. Es paisaje. Es mito. Pero hay mucho que se quedó fuera de pantalla… y aquí te lo cuento.
Una colección de anécdotas, datos curiosos y secretos del rodaje que te harán mirar cada parada con otros ojos.
1. La explosión del Puente Langstone: la toma que se perdió por un malentendido
Una de las escenas más caras de la película fue la de la batalla por el Puente Langstone, rodada en el río Arlanza, cerca de Hortigüela. Para el rodaje, el equipo construyó un puente de madera de 100 metros… ¡solo para volarlo por los aires!
La primera explosión fue perfecta, pero un error de comunicación hizo que la cámara principal no estuviera grabando. Leone, furioso, tuvo que reconstruir el puente durante días y repetir la escena. El coste fue altísimo. Pero la toma que ves en pantalla es la segunda… y sí, vale cada centavo.
2. Sad Hill: el cementerio fue construido por soldados del ejército español en 3 días
En el Valle de Mirandilla, a las afueras de Santo Domingo de Silos, se levantó uno de los escenarios más emblemáticos de la historia del cine: el Cementerio de Sad Hill.
El diseño fue obra del escenógrafo Carlo Simi, pero fueron 250 soldados españoles los que, pala en mano, construyeron las más de 5.000 tumbas dispuestas en círculos concéntricos. El trabajo fue intenso… pero lograron levantarlo en apenas tres días.
Por cierto: tras décadas oculto por la maleza, el cementerio fue desenterrado y restaurado por un grupo de fans. De ahí nació el documental Desenterrando Sad Hill (disponible en Netflix).
3. El silbido inmortal: historia de la banda sonora de Morricone
Uuuh-ee-uh-uh-uh… Chaaaan-chaaaan-chán…
Lo tienes en la cabeza, ¿verdad?
La banda sonora de Ennio Morricone no solo acompaña, es otro personaje más de la película. El famoso silbido fue interpretado por Alessandro Alessandroni, un músico italiano que trabajó con Morricone en muchas obras.
Curiosamente, muchas de las percusiones y ruidos que escuchamos se hicieron con objetos cotidianos: caídas de cadenas, voces humanas, látigos, guitarras eléctricas distorsionadas… El resultado fue un sonido totalmente revolucionario para la época.
4. Donde dormían los forajidos: el hotel de los actores en Lerma
Durante el rodaje, el equipo se alojó en Lerma, un pueblo que hoy forma parte de nuestra ruta.
Clint Eastwood, Eli Wallach y el resto del reparto se hospedaban en la Posada de Eufrasio, entre otros alojamientos. Cuenta la leyenda que Eastwood salía temprano a trotar por los campos, causando sorpresa entre los vecinos. Wallach, por su parte, era muy sociable y pasaba ratos hablando con la gente del pueblo.
Los camareros aún recuerdan con cariño las cenas donde Leone garabateaba planos de cámara en servilletas de papel.
5. El truco del tabaco de Clint Eastwood: actuar sin hablar
Clint Eastwood hizo de su silencio una marca registrada. En muchas escenas no decía una sola palabra, pero transmitía todo.
Uno de sus recursos favoritos: jugar con el cigarro. Lo mordía, lo giraba en la boca, lo sacaba lentamente. Todo esto no estaba escrito. Era una forma de llenar el silencio y aumentar la tensión… y funcionaba de maravilla.
6. La pistola de “El Rubio”: Colt 1851 Navy personalizada
La pistola que usa Clint Eastwood no es cualquier revólver. Se trata de una Colt Navy 1851, pero personalizada: con una empuñadura de marfil falso y gatillo modificado.
Era más ligera que otras armas y más fácil de manejar para el actor. Leone la eligió por su estética clásica y elegante. En algunas escenas, incluso se utilizó una réplica de madera para facilitar movimientos rápidos.
7. Cómo Sad Hill volvió a la vida gracias a un grupo de fans
Durante décadas, el cementerio de Sad Hill fue tragado por el tiempo. Cubierto por la hierba, olvidado.
Hasta que un grupo de cinéfilos, reunidos en la asociación Sad Hill Cultural, comenzó a investigar, excavar y reconstruir. En 2015 empezaron a desenterrar la plaza circular. Lo que parecía imposible se volvió viral.
Hoy puedes caminar por el mismo círculo donde se batieron en duelo El Bueno, El Feo y El Malo. Una experiencia única. Cine, historia y paisaje unidos. Gracias al amor de unos cuantos locos por el cine.
Infografía
«Tras las cámaras de ‘El Bueno, el Feo y el Malo’»





























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La leyenda continúa. Y tú puedes recorrerla en moto.
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