Las ostras son una de las joyas de la ría de Vigo

Hay lugares que forman parte del alma de una ciudad. Para mí, la Calle de las Ostras en Vigo es uno de esos rincones con identidad propia, donde cada visita se convierte en un ritual. Cada vez que paso por esta ciudad gallega, no puedo evitar acercarme a esta estrecha calle empedrada, que vibra con el eco del mar y el tintinear de copas llenas de albariño.

Un pedacito de historia

Oficialmente se llama Rúa da Pescadería, pero todos la conocen como Calle de las Ostras. Este pequeño tramo entre la Plaza de la Piedra y la Concatedral de Santa María, ha sido, desde hace más de 50 años, el epicentro del tapeo marinero por excelencia.

Las ostreras, mujeres que abren las ostras a pie de calle, son el alma del lugar. Desde sus puestos metálicos, te ofrecen directamente del mar a la mesa una ración de ostras recién abiertas, servidas en platos de cerámica azul y blanco, con un poco de limón, pan y vino gallego bien fresquito.

El ambiente

Visitar esta calle es una experiencia en sí misma: mesas al aire libre, risas, charlas entre locales y turistas, el olor a marisco fresco, y ese sonido peculiar del cuchillo abriendo con maestría una ostra tras otra. Es un lugar donde se para el tiempo, donde cada bocado tiene sabor a tradición y a Atlántico.

Mi recomendación: deja el reloj en el bolsillo y simplemente disfruta del momento. Siéntate, pide media docena (o una docena entera, si te animas), y acompáñala con un buen albariño de las Rías Baixas. La combinación es insuperable

Dónde comer en la Calle de las Ostras

Aunque las ostras son la estrella, también hay bares y restaurantes donde puedes seguir la ruta gastronómica:

• O Portón: Otro referente del Casco Vello, para seguir el tapeo con productos del mar en ambiente muy local.
• La Ostrería: Uno de los clásicos. Aquí puedes probar ostras gallegas, navajas, mejillones y zamburiñas, siempre fresquísimos.
• El Mosquito: Un restaurante histórico con más de 90 años, ideal para continuar con una mariscada completa o un arroz con bogavante.
• Taberna Elegante: Para quienes quieren algo más moderno, con vinos gallegos muy bien seleccionados y tapas con un toque creativo.

¿Por qué lo recomiendo?

Porque no es solo una calle donde se comen ostras, es un rincón con alma, un pedazo vivo de la historia marinera de Vigo. Ir a la Calle de las Ostras es formar parte, por un rato, de una tradición que se mantiene gracias al cariño de sus gentes y al sabor inigualable del mar gallego.

Para mí, es una tradición que nunca falta cuando paso por Vigo. Pocas cosas me hacen más feliz que una buena conversación, una copa de vino blanco bien frío y ese primer bocado salado y fresco de una ostra recién abierta. Puro placer.