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Hay lugares en el mundo donde el pasado aún respira, y el Monasterio de Guadalupe en Extremadura es uno de ellos. Para los que viajamos en moto, pocas cosas se comparan con llegar a un sitio cargado de historia, cultura y belleza en cada esquina. Guadalupe no solo es un santuario de fe, sino también un tesoro oculto que Cristóbal Colón visitó antes de zarpar en su viaje al Nuevo Mundo. En esta ruta, te llevaré a descubrirlo: el lugar, la historia, el arte y, por supuesto, el camino.
El Encuentro que Cambió la Historia del Mundo
Cristóbal Colón no es solo un nombre en los libros de historia, su viaje es el inicio de un capítulo que transformó para siempre las conexiones entre continentes. Y en este viaje, el Monasterio de Guadalupe juega un papel crucial. Fue aquí, en Extremadura, donde Colón se encontró con los Reyes Católicos y obtuvo el apoyo que tanto necesitaba para su arriesgada expedición hacia lo desconocido.
A finales del siglo XV, Colón llevaba años intentando convencer a distintas cortes europeas de su visión, llegar a las Indias Orientales navegando hacia el oeste, una idea radical para la época. Finalmente, en España, en las tierras de Isabel y Fernando, encontró su oportunidad. El Monasterio de Guadalupe era un sitio frecuente de encuentro entre los Reyes Católicos y sus consejeros, y también uno de los lugares donde Colón pudo exponer sus ideas con mayor éxito. Los Reyes, especialmente Isabel, mantenían una profunda devoción a la Virgen de Guadalupe, y no es casualidad que fuese aquí donde Colón finalmente obtuviera su anhelado apoyo.
«En 1486, Cristóbal Colón vino aquí con un propósito especial: buscar la ayuda de la Virgen de Guadalupe en su proyecto de cruzar el Atlántico. Mientras intentaba convencer a los Reyes Católicos de financiar su expedición, Colón visitó el monasterio en varias ocasiones. Al final, sus oraciones fueron respondidas, y años después, en su primer viaje a América, llevó consigo una imagen de la Virgen de Guadalupe.»
Finalmente, los Reyes Católicos vieron en la propuesta de Colón una oportunidad única, y tras su paso por Guadalupe, Colón partió del monasterio con la promesa de tres barcos y una tripulación que le seguiría hacia lo desconocido. Desde aquí, comenzaría la ruta que más tarde sería llamada la “Ruta de los Conquistadores”, que otros exploradores seguirían para cruzar el océano hacia las Américas.
| Una Promesa Cumplida
La historia de Colón y el Monasterio de Guadalupe no terminó con su partida. Después de regresar de su primer viaje al Nuevo Mundo y haber traído consigo a varios nativos americanos como prueba de su descubrimiento, se organizó una ceremonia trascendental en este monasterio, el bautismo de algunos de los primeros nativos en suelo español.
El Bautismo de los Primeros Nativos en la Pila Bautismal del Monasterio
El 29 de julio de 1496, en una ceremonia solemne en el monasterio, Colón bautizó a dos indígenas traídos de América, quienes recibieron los nombres de Cristóbal y Pedro. Este acto, registrado por el Padre Acemel en 1916, simbolizaba la integración y la fe que Colón buscaba promover en las nuevas tierras. Además, Colón donó a la Virgen de Guadalupe una rica lámpara de plata y varias joyas de oro, en agradecimiento y devoción.
«Frente a esta pila bautismal, ahora transformada en fuente, puedes imaginar la magnitud de aquel momento. Fue el inicio de una nueva era, un encuentro lleno de promesas y tensiones entre culturas que apenas comenzaban a descubrirse.»
El bautismo tuvo lugar en la basílica del santuario, en una pila bautismal que hoy adorna la fuente central de la plaza de la Puebla. En 2003, se colocó una lápida conmemorativa en las escaleras de acceso a la iglesia, y un lienzo de Juan Manuel Núñez Báñez bajo el coro de la basílica inmortaliza la escena del bautizo.
Para los motoviajeros que aman las rutas llenas de historia, una visita a Guadalupe, a su plaza y a la pila bautismal es mucho más que una parada en el camino. Es un viaje a las raíces de un encuentro que cambiaría el rumbo de la humanidad.
SUKI
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